//‘Adiós’

‘Adiós’

Vi como se levantó trémulamente y se acercó a la puerta. Su cuerpo mal-vestido por los años insistía en recordarme las ocasiones –que ahora sé que han sido muchas– en las que no concebíamos otra forma de encontrarnos que no fuera al fondo de esa fosa que es el deseo; supongo que el cabello revuelto y los ojos silentes intentaban ocultar las marcas del tiempo sobre su rostro.

Apenas entró al baño sentí que me liberaba del pasado, que su ausencia volvía a ser cotidiana como cuando le rogaba que se fuera, que me ayudara a extrañarla, a sufrir su distancia obligada, a quererla. Le decía que sólo se acordaría de mí en los encuentros fortuitos porque yo no era más que un accidente en su vida núbil. La convencía de no buscarme, de involucrarse con alguien más para que, si nos viéramos en la calle, renaciera en ella ese estúpido temblor que se empeñaba en llamar amor. Siempre terminábamos en mi cama, siempre, porque yo no sabía la diferencia entre una promesa rota y una mentira, porque los encuentros fortuitos se daban en el mismo sitio y a la misma hora.

Cuando salió del baño, había cambiado su eterno gesto de candidez por otro de desconcierto; quiso mirarme pero no le avanzaron las fuerzas, supongo. Tomó su cartera y la revisó, como siempre, cuando se despedía con la certeza en vilo de volver y dejaba a propósito algún pertrecho sobre la mesa de diario, sobre la misma mesa en la que tantas veces quiso poner su maleta para quedarse.

Estaba convencida de que esta vez sería definitivo, que dejaría a propósito las llaves que consiguió a regañadientes, segura de que, ni bien cruzara el umbral, yo saldría de mi sueño fingido y me incorporaría apurado a botarlas en la basura, como había botado todos estos años.

 

 

Hace una hora cerró la puerta silenciosamente, aun sabiendo que yo no dormía. La escuché bajar las escaleras con pesar de cortejo y sentí cómo sus tacones martillaban mis oídos. A pesar de que ya se ha ido, todavía retumba en la habitación el eco de su voz diciendo adiós.

La Franciscana, 1998
Publicado en el libro El ático (CCE, 1999)
2018-07-25T15:00:29+00:00